No amo mi patria. Su fulgor abstracto es inasible. Pero (aunque suene mal) daría la vida por diez lugares suyos, cierta gente, puertos, bosques de pinos, fortalezas, una ciudad deshecha, gris, monstruosa, varias figuras de su historia, montañas -y tres o cuatro ríos.
José Emilio Pacheco, "Alta traición"
Termina septiembre, el mes "patrio". El mes en que se cuelgan banderitas tricolores en cada balcón, en las antenas de los coches, en las ventanas de las oficinas públicas y privadas. El mes en que se comen sopes, gorditas, tacos y los infaltables chiles en nogada. Un mes donde, las tiendas, venden el tequila más caro (si eso es posible)... ya vendrá octubre y lo encontraremos a mitad de precio. Septiembre de simulacros en escuelas, instituciones gubernamentales, en los hospitales y hasta en el metro, simulacros que se realizan con la falsa ilusión de creer que estamos "preparados" para otro desastre como el del 85.
Fue un mes donde, el "fervor patrio", nuevamente encontró su máxima expresión "mitotera"*** en las plazas de las diferentes ciudades del país. Sí, en todas las ciudades del país pero, especialmente en una, el mitote adquirió tintes trágicos: la Plaza Melchor Ocampo, en Morelia donde, un grupo de desalmados arrojó una granada entre la multitud . Las cifras oficiales hablan de 8 muertos (entre ellos niños y ancianos) y un centenar de heridos.
Fue un mes donde, el "fervor patrio", nuevamente encontró su máxima expresión "mitotera"*** en las plazas de las diferentes ciudades del país. Sí, en todas las ciudades del país pero, especialmente en una, el mitote adquirió tintes trágicos: la Plaza Melchor Ocampo, en Morelia donde, un grupo de desalmados arrojó una granada entre la multitud . Las cifras oficiales hablan de 8 muertos (entre ellos niños y ancianos) y un centenar de heridos.
Mi solidaridad está con las víctimas, mi indignación contra los perpetradores y mi poco respeto hacia las autoridades y esa, sospechosamente, expedita forma de investigar y hacer justicia...
Ayer, mientras veía uno de los noticieros televisados, uno de los conductores (creo que era López Dóriga) decía algo así como "es una desgracia que el pueblo mexicano no confíe en sus autoridades". Y es que nos han estado mostrando a tres sujetos como presuntos responsables del atentado, quienes fueron apresados, según dicen las autoridades, gracias a una denuncia anónima. A casi dos semanas de ocurrida esta lamentable noticia, y después de echarle la bolita a diferentes organizaciones (los Zetas, los perredistas, los del EPR, el narcotráfico), fue transmitida la "confesión" del que se supone autor material. En dicha confesión, al pedirle la descripción del tipo de granada utilizada, el sujeto dijo "era así, como con cuadritos...la llevaba en la mano, así como las que usan los soldados". El sentir general es de que estos sujetos no son más que chivos expiatorios. En un país donde la tortura, la corrupción, el tráfico de influencias, y la conocidísima y usada "mordida" (cohecho) tradicional con agentes de tránsito son prácticas tristemente comunes... la desgracia no es ésa que apuntaba el conductor del noticiero: La verdadera desgracia es que no tengamos autoridades en las que se pueda confiar. Otra desgracia, de la que sí es responsable el pueblo mexicano, es la de la falta de autocrítica y la pérdida selectiva de la memoria.
A mis compatriotas...¿Se acuerdan de aquella época en la que nos consolábamos de la crisis económica repitiéndonos, como loros, aquello de "al menos en México no sufrimos de actos terroristas"? Pensábamos acaso que, por no verlo o por no tocarnos, esas cosas no pasaban en México; o si pasaban era en otro tiempo, o al que le pasaba se lo merecía por andar de "alborotador".
Pues bien, pasaba, pasa y pasará mientras sigamos solidarizándonos, únicamente, en las desgracias; mientras creamos todo, absolutamente todo lo que vemos en la tele, como si fuéramos avestruces (escondiendo la cabeza bajo la tierra) o como cabras, tragándonos todo. Seguirá pasando mientras etiquetemos a la gente que protesta, por los derechos más elementales, como: "ridícula", "idiota", "rebelde" (como si esto fuera defecto), comunista, "inconforme", "peligrosa", en vez de analizar lo que se pide y las consecuencias que puede traernos el apoyar, con nuestras palabras pero también con nuestro silencio, ciertas medidas tomadas por los diferentes "caudillos" contemporáneos...sean estos de "izquierdas" o de "derechas".
Antes de irme a Chicago, cada vez que hacía una crítica a lo que pasaba en México, escuchaba aquello de que "si no te gusta, vete". Una vez que me fui y regresaba de vacaciones a mi país, el discurso cambiaba a "tu no puedes opinar porque no vives aquí" (como si no contara mi nacionalidad y el hecho de ser una de tantos inmigrantes que, con lo que enviábamos a nuestras familias, contribuíamos a apuntalar el PIB). Ahora que me he establecido nuevamente en mi patria, todavía hay algunos que tachan de alta traición, de apátrida a quienes se atreven a hablar sobre ciertas cosas. Como si el "nacionalismo" exigiera el "callar frente a las visitas", o resolviera algo la consabida muletilla, mediocre, de "como México no hay dos y al que no le guste que se vaya".
Dice Juan Villoro que "el nacionalismo hecho en México no es defensivo ni reivindicativo como la mayoría de los movimientos étnicos o culturales que subdividen Europa en tiempos de globalización. Se trata de un nacionalismo fiestero. Cuando gritamos "¡Viva México!", no pensamos en reconquistar Texas ni expulsar a los argentinos que ocupan puestos en las pasarelas de la moda o la delantera de la selección nacional. Nos entregamos a la ceremonia para preservar la muy mexicana costumbre de estar juntos y de preferencia apretujados...Al igual que las concentraciones del Ángel de la Independencia, la grey del 15 llega al Zócalo, las embajadas mexicanas en el extranjero y las plazas movida por el entusiasmo. Sin embargo, en este caso no está respaldada por una insólita victoria deportiva ni por haber conseguido un esforzado empate, variante local del triunfo épico. En la noche del Grito, la Patria puede atravesar su peor momento, competir con Iraq en índice de secuestros y periodistas asesinados, sin que eso detenga las serpentinas. No celebramos la excepción, el mérito inaudito, sino la norma, ser como somos, o como semos, que no es lo mesmo... Las plazas se llenan de mexicanos tatuados, mexicanos torcidos, mexicanos rubios (oxigenados, o no, o nomás tantito), mexicanos con piercing, mexicanos pirata, mexicanos jodidos, mexicanos gallones, mexicanos alienígenas, mexicanos exprés, mexicanos de siempre, mexicanos de exportación, mexicanos típicos, mexicanos raros, mexicanos de calendario, mexicanos hartos de ser mexicanos, mexicanos de dibujos animados, mexicanos como no hay dos, los muchos modos que tenemos de ser La Raza, cuya única estadística se expresa así: "¡Somos un chingo y seremos más!" (artículo: "Mexicanos al grito ¿de qué? El artículo completo AQUÍ)
Con el debido respeto para quienes están sufriendo (ser solidario no implica dejar de ser objetivo) pero, lo sucedido en Morelia refleja, en buena medida la realidad mexicana: en uno de tantos videos de la ceremonia en la plaza, muestran al gobernador ondeando la bandera, una parte de la muchedumbre observando los fuegos artificiales y celebrándolo y, en otro lugar de la plaza, a las víctimas en el piso y a algunos sobrevivientes corriendo. Solo la presencia de las ambulancias y cuerpos policiacos hacen que, poco a poco, la gente se de cuenta de lo que sucedió...el último en enterarse, por supuesto, fue el gobernador. Y es que hay tantos Méxicos, como ojos que lo contemplen.
Ojalá no nos conformemos, como nación, con esa explicación idiota de la denuncia anónima... es sospechosa, en verdad, tomando en cuenta el número de denuncias reales que se archivan y a las que no se les dan seguimiento. Resulta sospechosa, porque todavía hay muertes que deben ser explicadas, e injusticias que deben ser resarcidas. Que no nos pille otra celebración mitotera con un simple recuerdo, monumento o minuto de silencio, mientras seguimos en lo mismo, de lo mismo, de lo mismo, de lo mismo.
A mis compatriotas...¿Se acuerdan de aquella época en la que nos consolábamos de la crisis económica repitiéndonos, como loros, aquello de "al menos en México no sufrimos de actos terroristas"? Pensábamos acaso que, por no verlo o por no tocarnos, esas cosas no pasaban en México; o si pasaban era en otro tiempo, o al que le pasaba se lo merecía por andar de "alborotador".
Pues bien, pasaba, pasa y pasará mientras sigamos solidarizándonos, únicamente, en las desgracias; mientras creamos todo, absolutamente todo lo que vemos en la tele, como si fuéramos avestruces (escondiendo la cabeza bajo la tierra) o como cabras, tragándonos todo. Seguirá pasando mientras etiquetemos a la gente que protesta, por los derechos más elementales, como: "ridícula", "idiota", "rebelde" (como si esto fuera defecto), comunista, "inconforme", "peligrosa", en vez de analizar lo que se pide y las consecuencias que puede traernos el apoyar, con nuestras palabras pero también con nuestro silencio, ciertas medidas tomadas por los diferentes "caudillos" contemporáneos...sean estos de "izquierdas" o de "derechas".
Antes de irme a Chicago, cada vez que hacía una crítica a lo que pasaba en México, escuchaba aquello de que "si no te gusta, vete". Una vez que me fui y regresaba de vacaciones a mi país, el discurso cambiaba a "tu no puedes opinar porque no vives aquí" (como si no contara mi nacionalidad y el hecho de ser una de tantos inmigrantes que, con lo que enviábamos a nuestras familias, contribuíamos a apuntalar el PIB). Ahora que me he establecido nuevamente en mi patria, todavía hay algunos que tachan de alta traición, de apátrida a quienes se atreven a hablar sobre ciertas cosas. Como si el "nacionalismo" exigiera el "callar frente a las visitas", o resolviera algo la consabida muletilla, mediocre, de "como México no hay dos y al que no le guste que se vaya".
Dice Juan Villoro que "el nacionalismo hecho en México no es defensivo ni reivindicativo como la mayoría de los movimientos étnicos o culturales que subdividen Europa en tiempos de globalización. Se trata de un nacionalismo fiestero. Cuando gritamos "¡Viva México!", no pensamos en reconquistar Texas ni expulsar a los argentinos que ocupan puestos en las pasarelas de la moda o la delantera de la selección nacional. Nos entregamos a la ceremonia para preservar la muy mexicana costumbre de estar juntos y de preferencia apretujados...Al igual que las concentraciones del Ángel de la Independencia, la grey del 15 llega al Zócalo, las embajadas mexicanas en el extranjero y las plazas movida por el entusiasmo. Sin embargo, en este caso no está respaldada por una insólita victoria deportiva ni por haber conseguido un esforzado empate, variante local del triunfo épico. En la noche del Grito, la Patria puede atravesar su peor momento, competir con Iraq en índice de secuestros y periodistas asesinados, sin que eso detenga las serpentinas. No celebramos la excepción, el mérito inaudito, sino la norma, ser como somos, o como semos, que no es lo mesmo... Las plazas se llenan de mexicanos tatuados, mexicanos torcidos, mexicanos rubios (oxigenados, o no, o nomás tantito), mexicanos con piercing, mexicanos pirata, mexicanos jodidos, mexicanos gallones, mexicanos alienígenas, mexicanos exprés, mexicanos de siempre, mexicanos de exportación, mexicanos típicos, mexicanos raros, mexicanos de calendario, mexicanos hartos de ser mexicanos, mexicanos de dibujos animados, mexicanos como no hay dos, los muchos modos que tenemos de ser La Raza, cuya única estadística se expresa así: "¡Somos un chingo y seremos más!" (artículo: "Mexicanos al grito ¿de qué? El artículo completo AQUÍ)
Con el debido respeto para quienes están sufriendo (ser solidario no implica dejar de ser objetivo) pero, lo sucedido en Morelia refleja, en buena medida la realidad mexicana: en uno de tantos videos de la ceremonia en la plaza, muestran al gobernador ondeando la bandera, una parte de la muchedumbre observando los fuegos artificiales y celebrándolo y, en otro lugar de la plaza, a las víctimas en el piso y a algunos sobrevivientes corriendo. Solo la presencia de las ambulancias y cuerpos policiacos hacen que, poco a poco, la gente se de cuenta de lo que sucedió...el último en enterarse, por supuesto, fue el gobernador. Y es que hay tantos Méxicos, como ojos que lo contemplen.
Ojalá no nos conformemos, como nación, con esa explicación idiota de la denuncia anónima... es sospechosa, en verdad, tomando en cuenta el número de denuncias reales que se archivan y a las que no se les dan seguimiento. Resulta sospechosa, porque todavía hay muertes que deben ser explicadas, e injusticias que deben ser resarcidas. Que no nos pille otra celebración mitotera con un simple recuerdo, monumento o minuto de silencio, mientras seguimos en lo mismo, de lo mismo, de lo mismo, de lo mismo.
HAY TANTO QUE EXPLICAR:
La sangre derramada clama venganza.
Y la venganza no puede engendrar
sino más sangre derramada
¿Quén soy:
el guarda de mi hermano
o aquel a quien adiestraron
para aceptar la muerte de los demás
no la propia muerte?
¿A nombre de qué puedo condenar
a otros por lo que son o piensan?
Pero ¿cómo dejar impunes
la tortura o el genocidio o el matar de hambre?
No quiero nada para mí:
sólo anhelo
lo posible imposible:
un mundo sin víctimas.
Cómo lograrlo no está en mi poder;
escapa a mi pequeñez, a mi pobre intento
de vaciar el mar de sangre que es nuestro siglo
con el cuenco trémulo de la mano.
Mientras escribo llega el crepúsculo
cerca de mí los gritos que no han cesado
no me dejan cerrar los ojos.
Jose Emilio Pacheco "Fin de siglo"
***NOTA: Según el wiki "La palabra mitote (del náhuatl mitotiqui 'danzante', de itotia 'bailar') es un término de la cultura popular mexicana utilizado para designar un alboroto, tumulto o vocerío. También se usa para hacer referencia a una fiesta. Originalmente se refería a una reunión de brujos, una danza de guerra, o un baile ritual de los indígenas aztecas."
5 comentarios:
Impresionante artículo. En España somos muy autocríticos aunque luego no nos gusta que nos critiquen desde fuera.
Desde luego en Europa estas cosas pasan bastante menos porque conseguir una granada es algo complicado. En cuanto a las pistolas no tenemos la costumbre de guardar una en casa ni nada de eso y sólo en barrios muy conflictivos podrías comprar una, arriesgándote a que esté sucia. Pero creo que ésto no viene de ahora sino que teneis una cultura bien arraigada del uso de armas. Recuerdo que cuando leí la biografía del torero Juan Belmonte, su afición a las pistolas se la contagiaron sus viajes a tu país en la temporada de invierno, donde se comenta que incluso llegó a jugar a la ruleta rusa en una fiesta con tequila y ese ambiente que describes.
Me encanta latinoamérica pero el problema de la violencia es terrible. Yo creo que la única manera de solucionar ésto es que las clases altas se den cuenta que no puede haber tantas desigualdades sociales. Desde el momento que un policía o un funcionario no tengan un sueldo limitado no tendrían porque estar con esos rollos de la mordida. Me imagino que los políticos también tienen mucha culpa de todo ésto y que los que están arriba pertenecen a clases elitistas.
No conozco México, pero sí lo suficiente a Brasil, y creo que debe haber ciertas similitudes. Lo de las manifestaciones y la lucha por los derechos civiles es como bien sabes por tus años en Chicago lo que hace que la ciudadanía tenga conciencia de verdadera democracia y no el hecho de votar cada cuatro años.
Me encanta que seas tan luchadora y de tu artículo se nota que amas mucho tu país. Tendré que visitarlo pronto.
Gracias José Luis.
Y la cosa es que, tampoco aquí, es fácil conseguir armas (ni permiso para portarlas). Las granadas, además, son de uso reglamentario para el ejército y, de ser usadas deben comprarse en el mercado negro (o sea, no cualquiera puede comprarlas y, mucho menos, llevarlas en la mano como si fueran un dulce) ...por eso es que resulta todo sospechoso.
dentro de 2 dias.. parto para tu patria.
llego a mexico y estaré durante 11 dias.
dime que vas a ir al concierto de ismael serrano del 11.. que quiero conocerte.....
Me ha gustado la valentía de tu escrito. En efecto, deberíamos practicar más la autocrítica. Seríamos mejores.
Gracias Pedro por tus siempre amables comentarios.
En la entrada del viernes he escrito algo sobre Cervantes que, quizá, tu ya sabías. Para mí fue una sorpresa saber que Cervantes estaba interesado en Chiapas. una pena que le dijeran que no...imagina lo que hubiera pasado en el Soconusco, de tenerle a él como gobernador.
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