Esta es una entrada que me he traído desde la vieja casa. He tenido que lijarla y barnizarla, pues estaba un poco desgastada. Y me la he traído porque he estado leyendo algunas entradas en otros blogs (y sus respectivos comentarios), hablando de ciertas situaciones que les acontecen a diferentes mujeres alrededor del mundo, casi todas referidas a la llamada "violencia doméstica" o al acoso en cualquiera de sus manifestaciones. Para la gente de bien, la gente que ni por equivocación se permitiría herir a otra persona (sea hombre, mujer o niño), es difícil comprender porqué alguien se queda en una relación (amorosa, laboral o de cualquier tipo) donde no se le respeta y se le daña constantemente. Con los años y la experiencia he pasado la fase de explicarme nada sobre este tema o de intentar hacer reaccionar a alguien invadido por el miedo. Sólo puedo decir, como heredera de una larga cadena de mujeres abusadas (si pues, hay cosas que se heredan, como los lunares o el color de pelo), como integrante de una sociedad acostumbrada a soslayar el papel femenino (y me refiero a la sociedad mexicana), y como parte de un colectivo de mujeres que se arriesgan a enfrentar las consecuencias de decir ¡Basta!, que la cosa va más allá del "estar acostumbrado" , "tener pánico" o " merecerlo por carecer de neuronas y de autoestima".
Alguna vez, una amiga me dijo que el precio de ser independiente, fuerte, libre, es estar sola... y ¡Claro! vale más sola que mal acompañada pero, llegar a esa conclusión suele tomar una cantidad de energía y de tiempo considerables donde, además, se requiere de un soporte externo: ya sea proveniente de amigos, de profesionales y de la sociedad en general. Algunas lo logramos, con las herramientas personales que tenemos o nos buscamos, otras lamentablemente no. Yo he visto, por mi trabajo, una cantidad de mujeres literalmente masacradas: física y/o emocionalmente, que no se deciden a dar el salto, por diversas circunstancias que, quizá a mi pueden parecerme fáciles de solucionar pero que, en la medida de no cargar con la mochila ajena, no estoy en posición de criticar a la ligera: masacradas en casa, criticadas afuera e impedidas por la familia a cambiar (porque hay que ver como pesan ciertas tradiciones y cierto grado de confort que algunos integrantes de la familia creen su derecho irrenunciable), se quedan, claro que se quedan por temor, por confusión, por costumbre y porque no basta con el puro deseo o la fuerza de voluntad de la persona en cuestión.
En fin, la entrada antigua da cuenta de algunas de mis herramientas. Hoy, afortunadamente, puedo agregar nombres en la lista de mis mujeres especiales. Muchas de estos nombres provienen de las amigas que esta ventana me ha regalado. Pero les pongo la entrada en cuestión:
"N"No soy yo la indicada para develar el misterio del "eterno femenino". No soy yo quien va a hablar por todas las mujeres del planeta. Lo único que puedo contar es la parte del universo femenino que me ha tocado vivir y lo que todas y cada una de MIS mujeres me han enseñado de la vida.
Puedo hablar de mujeres como Mariko, Judith, Elena, Carmen, Tere y Lola: generosas, inteligentes, solidarias. Mujeres que han decidido permanecer independientes y libres, en una sociedad que considera valiosas a las sumisas y conformistas.
La primera mujer significativa es, por supuesto, mi madre. ¿Quién más habría podido darme alas para volar allende el mar, las fronteras y la autocomplacencia?. Mujeres, como mi hermana, con quien puedo converger, a pesar de las profundas diferencias entre nosotras, en el profundo amor que nos tenemos.
Mujeres-niñas, como Megan y Maitane, quienes sobrevuelan mi existencia con sus alas de cristal y con las que me gustaría compartir lo mucho que he aprendido de todas las mujeres en mi historia personal.
Mujeres cuya amistad es tan fuerte, que aguanta distancia y tiempo.
Mujeres especiales, por el hecho de ser íntegras, sin tapujos ni recovecos."
La entrada original iba acompañada de un poema de Eilesh McArt, que si les interesa,pueden leer en "La del pirata cojo" . No he puesto el poema aquí, porque la tarde de hoy es más llevadera con música. Y he escogido esta otra canción de Alejandro Filio, para recordarnos que todas merecemos ser amadas de ésta manera:
2 comentarios:
Incombustible, esta entrada es digna de ti.
Si todas (las mujeres me refiero) pusieramos en el tapete este tipo de comentarios a muchas creo yo les ayudaríamos a poder por lo menos pensar en salir de semejante horror...
Un beso grande!
Gracias Miriam.
La cosa es que una hace lo que puede, con lo que tiene. Lo demás corre por cuenta de quienes nos rodean: no se vale hacer como que no miramos o juzgar metidos en nuestros zapatos. A veces, la única manera de ayudar es exponer el tema y contar la propia experiencia. En países, como el mío, es muy difícil ser "diferente" y, lamentablemente, las primeras en juzgarnos son las mujeres.
Para balancear la cosa, porque a mí esto de los "ismos" me caen fatal (lo digo por aquello de ser tachada como "feminista", de aquellas peleadas eternamente con los hombres), ya pondré alguna reflexión sobre los caballeros. Prometo tratarlos con el mismo respeto y cariño que a las mujeres.
Besos
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