MUSICA

viernes, 13 de marzo de 2009

EL TRAJE CHARRO Y LA LEYENDA DEL TÁBANO

El charro de cuero se viste, por ser lo que más resiste
De entre todos los trajes mexicanos, el de charro es sin duda el más conocido, admirado y fotografiado en el mundo entero. Algo tiene de magia pues, en mi opinión (y la de muchas de mis amigas), los caballeros que lo portan lucen como más altos, como más guapos y, desde luego, más románticos que en cualquier otro tipo de vestimenta.
Igual lo romántico no es el traje, sino nosotras que imaginamos una serenata al pie de nuestros balcones, al más puro estilo de las películas de Jorge Negrete o Pedro
Infante

El traje charro tiene, entre sus antecedentes, los atuendos de los jinetes hispanos, quienes hacían prendas suntuosas, con adornos de plata y oro.
Algunos historiadores atribuyen el origen principal del traje, en el usado en la ciudad española de Salamanca (que también se llama "charro") . De acuerdo a ellos, el origen de la palabra proviene de un vocablo en eusquera, ZAR (o txar, que lo he visto escrito por ahí, ya me dirán ustedes) cuyo significado es "hombre de campo". Otros investigadores apuntan que, si bien el origen de la charrería es salmantino, el traje del charro mexicano fue la versión criolla mexicana del jinete cordobés, adaptado a nuevas costumbres, climay cultura que hicieron aparecer, primero primero, el traje del "plateado" (guerrillero/bandido sureño mexicano). Apuntan estos investigadores que, el mismo sombrero ancho fue primeramente el de alas planas Cordobés el cual, debido a la lluvia y el sol mexicanos, hicieron "crecer y arriscar" sus alas.


Sea como fuere, el antecedente mexicano del traje lo podemos ubicar en el del antiguo Chinaco (o "cuerudo"), figura de la guerra de Independencia, cuya habilidad en el manejo de la reata, lazando "realistas", era muy famosa.
Al traje del Chinaco, con el tiempo, se le fueron agregando adornos en cada región de México: desde los galoneados en oro y plata de Guanajuato , hasta los bordados michoacanos.

Durante el Porfiriato, se hicieron famosos los "Rurales", cuerpo de voluntarios que perseguían bandidos que asolaban los caminos de los campos mexicanos. Vestidos a la usanza charra, con sombreros grises galoneados en plata, participaban en los desfiles del 5 de mayo y del 16 de septiembre.


El efímero emperador Maximiliano de Habsburgo, durante la intervención francesa, fue un gran admirador del traje charro y, además de portarlo él mismo, se hacía acompañar por gente de "a caballo", vestidos a la usanza charra. El traje preferido de Maximiliano era el de chaquetilla corta, sin adornos, pantalón ajustado con botonadura de plata; el sombrero de ala planchada galoneado en plata, con toquilla del mismo material.

Y aunque el traje dependía, como muchas otras cosas en la vida, de las posibilidades económicas de su dueño, podemos encontrar muestras de la dmiración que despertaba en personas alrededor del mundo, como ésta de
Fanny Chambers quien describía, en 1873, el traje charro: "... el traje de paño o de gamuza con profusas aplicaciones de brillantes ornamentos de plata, la faja roja alrededor de la cintura y el corbatón colorido y suelto en el cuello, además del alegremente galoneado aunque pesado sombrero, todo contribuye para hacer de éste un traje eminentemente apropiado para la apostura morena de quien lo viste. Cuando monta su cabalgadura soberbiamente enjaezada, cuyos arneses valen con frecuencia muchos miles de dólares, presenta la estampa de un gran caballero..."

Emiliano Zapata fue otro personaje histórico, que portaba el traje con orgullo.
El traje charro también fue adoptado por nuestro mexicanísimo mariachi y, hoy en día, pueden verse portando las diferentes versiones del mismo.


Como el "traje nacional" que es, y para asegurar la continuidad de la tradición y la elegancia de quien lo porta, el de charro tiene una especie de reglamento en cuanto al material con el que se fabrica, el lugar u ocasión en el que debe ser usado y los colores que se permiten o están prohibidos. Sin embargo, hay algunos cantantes prefabricados que, o desconocen esta costumbre por completo, o sacrifican la tradición por un espectáculo vistoso (aunque de dudosa calidad).


Para no hacer más larga esta entrada, me limitaré a indicar los elemntos esenciales y las variedades del traje charro. Al final les dejo unos enlaces para que, si tienen interés en ello, puedan encontrar información más específica.



Los elementos que componen el traje de charro, son:

Sombrero
Camisa
Chaquetín
Corbata de moño
Faja o ceñidor
Cinto
Pantalón
Botines
Sarape


Y aunque no son elementos propiamente del traje de charro como tal, se consideran a las chaparreras, la silla y las espuelas, así como las fundas y los revólveres, enchapados en oro, plata o nácar, (aunque ahora no cualquiera puede portar un arma) como parte de él.

Hay cinco variedades de traje charro:

TRAJE DE FAENA : Es el más usual para las competencias:
TRAJE DE MEDIA GALA: Aunque es más ornamentado que el de faena, también se utiliza en las competencias.
TRAJE DE GALA: Aunque puede usarse a caballo, no es recomendable para la ejecución de faenas.
TRAJE DE GRAN GALA : Su uso es similar al de gala; es más formal que éste, pero menos que el de etiqueta.
TRAJE DE ETIQUETA O CEREMONIA: Es el más elegante y se usa en ocasiones muy especiales: bodas o funerales. En este último caso, por respeto, la botobadura se cubre con un velo obscuro. El traje de etiqueta no se usa cuando se monta a caballo.

Los enlaces (y fuentes de donde tomé prestadas las fotos):
MÉXICO MÁGICO
TRAJE DE CHARRO
ELEMENTOS Y CLASIFICACION DEL TRAJE (recomendable si quieren una descripción más completa de cada variedad del traje)
MEXICO TENOCH ( con el ensayo "Salamanca, cuna de la charrería")


Cuentan que hubo una vez un caballo pardo extraordinariamente ligero, con el cual habían dado muchos palos, es decir, que como era un caballo de gran alzada, fácilmente amarraban carreras con caballos mucho más grandes que el Tábano -tal era el nombre del pardo- y en todas las ocasiones salió victorioso en diferentes lugares de la República, principalmente en Michoacán y Jalisco.
Viendo el dueño del Tábano que ya no querían entrarle, decidió llevarlo al pueblo de Zinacatepec, situado como a 8 km. al poniente de Toluca, donde vivía un viejo, Don Ramón Barrientos, que era especialista en cuidar caballos para las carreras y en curarlos, y además poseía el secreto de saber pintarlos de cualquier color sin que se notara el artificio, con lo que quedaban irreconocibles.

El dueño del pardo le dijo al Sr. Barrientos que había aparecido una yegua de muchos papeles a la que pretendía bajarle los humos, pero no querían atorarla porque ya conocían al Tábano. El cuidador de caballos le dijo que se fuera tranquilo, que le dejara el caballo y que volviera por él a los 8 días, y en ese lapso podría amarrar la carrera. Siguiendo el consejo, se encaminó a ver al dueño de la yegua y concertaron la carrera en quinientas varas, con 500 pesos y 500 reales, caballos tapados con la única condición de que el contrincante no fuera el Tábano.

Cumplido el plazo de los 8 días, el dueño del Tábano fue a Zinacatepec a recoger su caballo, y cuál sería su sorpresa que en vez de encontrar al caballo pardo, encontró un grullo mascarillo con una mano blanca hasta la rodilla y medio rabón, todo lo cual le daba un horroroso aspecto y era muy difícil que alguien lo reconociera. El señor Barrientos bañó al caballo en presencia del dueño para que no desconfiara de que se pudiera despintar, pues esto no sucedería hasta que el caballo pelechara, o sea, que cambiara de pelo.

Llegó el día fijado para la carrera y había una expectación enorme por conocer al contrincante de la yegua, pues era tal la fama de ésta que todos creían que, exceptuando al Tábano, no había caballo que se le parara (enfrentara). Por esta razón, en el lugar donde se celebraría la carrera, se comenzó a reunir la gente desde muy temprano.

A la hora señalada, la gente pudo observar, a lo lejos, a un individuo a caballo, que traía otro de mano, encamisado. Todos fijaron su atención en aquel animal y cuando llegó, pudieron ver una hermosa yegua colorada, pata blanca de la buena, perfectamente bien cuidada. Todo mundo se volvía ojos y se acababa en elogios para la yegua, pero bien pronto pasó esa curiosidad porque era más grande la de ver al rival. Transcurrieron los minutos y este no aparecía , y todos creían que el contrario se había rajado (acobardado). Empezaron a deliberar lo que debía hacerse en este caso, cuando vieron a un jinete que se acercaba trayendo también un caballo de mano, pero sin camisa, para dar la impresión de que no había cuidado alguno. Al llegar el jinete, reconoció el dueño de la yegua a su rival y con mucha burla le dijo:

-¿Ese es el chalate que trae para mi colorada? Dése por perdido amigo, yo no maltrato mi yegua con semejante porquería.

-El trato es trato - contestó el dueño del Tábano - y el rajarse es de viejas y particularidad de los barros de Metepec (Metepec es un poblado. Quizá se refiera a las vasijas fabricadas de este material).

Después de un breve alegato nombraron al despachador y los veedores, con el peso de balanza echaron un volado (juego de cara o cruz) para ver a quién le tocaba el lado de la vara, o sea el lado derecho, que tiene ventajas sobre el otro, y que correspondió a la yegua.

Despojaron a la colorada de su camisa y la montó un mozalbete de muy poco peso, pero experto en correr caballos. Paseó al animal por el corredero (pista o carril) para que reconociera el terreno, mientras otros medían las 500 varas y los dueños de los caballos depositaban 500 pesos y los 500 reales. El dueño del grullo montó a su caballo y también lo paseo por el corredero, y los conocedores pudieron observar que no era ningún matalote (animal tosco)). Por fin, se juntaron los corredores como a veinte metros atrás del partidero y, caminando al paso, llegaron hasta la reata (soga) que marcaba la salida.

Al llegar allí, el Tábano se dio una chispada tan fuerte que todos pudieron darse cuenta de que la yegua se las iba a ver con un caballo muy jugado. Retrocedieron los jinetes y volvieron a entrar al paso a la raya, emparejando los caballos, ya la tercera vez (pues estaba convenido que la carrera sería a tres entradas, quedárase quien se quedara) arrancaron y en ese momento se oyó el clásico grito: ¡Se vinieron!

Desde el arrancón, el Tábano dejó atrás a la yegua, y el jinete por más que la vareó, no pudo dar alcance a su rival, el cual no fue azotado ni una sola vez en el trayecto. A las 400 varas, el caballo le sacaba a la yegua un claro de más de dos cuerpos y al llegar a la meta, la ventaja era de más de tres.

El propietario de la yegua se tiraba de los pelos al ver que le habían ganado sin vara, y cuando el dueño del grullo se disponía a recibir su ganancia, tuvo la indiscreción de decirle a un amigo:
- Pasea bien al Tábano, no se vaya a ventear.


Reconocieron entonces el caballo y hubo alegatos, llamaron expertos y llegaron a la conclusión de que efectivamente era el Tábano que estaba pintado, y todos llenos de ira, insultaban al dueño del caballo por el engaño de que habían sido víctimas.


Intervinieron las autoridades y le dieron la victoria a la yegua, pues en el convenio estaba estipulado ésta correría contra cualquier caballo, menos contra el Tábano.

Así terminó esa carrera memorable en que por primera vez perdió, a la mala, el Tábano.

6 comentarios:

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Es lo malo, que debajo del traje casi nunca está Jorge Negrete...
Besos y buen fin de semana.

ISABEL TEJERA CARRETERO dijo...

Pues aqui también se les ve muy guapos vestidos de esa guisa .Ahora lo terrible es que en las tiendas para turistas se vende un sombrero grandisimo que nada tiene que ver con ...nada y los jovenes se lo compran y lo lucen divertidos ellos.
La historia del Tábano interesante las cosas que se hacen para ganar.
Un abrazo y buen domingo

Unknown dijo...

también tiene de mágico que los que lo usan son bien guapos.

Soledad Sánchez Mulas dijo...

Como siempre, tus post nos desgranan tu historia. Esta vez me toca de cerca, pues soy salmantina. A los salmantinos, en España, se nos conoce también como "charros". Y nuestro traje tradicional, también se llama así. La filigrana "charra" típica de nuestra tierra, es orfebrería en oro y plata (en oro la de los trajes charros)caracterizada por el "botón charro" que nos identifica en toda España y es el souvenir más apreciado por los turistas.
Nuestro traje charro se confecciona totalmente a mano, y va completamente bordado con lentejuelas y canutillos de oro y azabache. Es absolutamente primoroso. Las joyas que acompañan la vestimenta, son igualmente de oro, con el botón charro en collares, pendientes, anillos y horquillas y peinetas.
Hoy resulta, obviamente, muy recargado, y también se emplea el adjetivo "charro" de forma peyorativa, cuando se quiere decir de algo o de alguien que es excesivo o chabacano.
Se mantiene lo que explicas, de la procedencia del vocablo vasco. Sin embargo, siempre creí que el charro mejicano provenia de la palabra chaucho (jinete en árabe).

Un beso.

Soledad.

Guadalupe Munguia dijo...

Gracias Pedro, Driada, Magnolia y Sol.

Pedro: A veces no hace falta que sean Negretes, si lo que cobija el sombrero tiene talento r. Tú, por ejemplo, harías un charro guapísimo.

Driada: Si lo mismo pasa por acá, especialmente en las tiendas para turistas. Digo yo, qué les cuesta ofrecer calidad, especialmente en cuestiones culturales

Magnolia: Muy, pero que muy bienvenida a este espacio. Me he pasado por el tuyo y no he parado de reír (lo de la panza como agarradera del amor, jejeje, muy bueno). Regresa cuando quieras.

Sol: Muchas gracias por el aporte sobre los charros salmantinos...ésto que nos acerca, en la música y el arte, es algo que me gusta mucho

Un besote a todos, y que ti

Roberto Hernández dijo...

El charro mexicano es el máximo símbolo de la masculinidad latinoamericana. Su imagen cabalgando entre sembradíos de agave tequilero es una identidad indiscutible de la mexicano dar reconocida en cualquier parte del mundo.