Digamos que, la casa que habitan, es la misma en la que ha vivido su familia, durante muchas generaciones. Que el barrio donde está situado su hogar es muy antiguo y, por tanto, los vecinos se conocen, se estiman, se apoyan y, entre todos, deciden la mejor manera (y la más justa) para conservar y compartir los variados y ricos recursos con los que cuenta la comunidad. Y como lo que hay es de todos, la "propiedad privada", entendida como el "tener más que el resto, lo más pronto posible", no tiene sentido. Digamos, también, que las relaciones con otros barrios son armónicas y respetuosas y que , todo lo anterior, los hace sentirse orgullosos de su gente, de sus raíces y de su forma de convivencia, donde todo el mundo es importante y se valoran, especialmente, la experiencia de los ancianos y las aportaciones de sus mujeres .
Imaginemos que, en este estado de cosas, un buen día aparece gente que no habla su idioma, no comprende su manera de pensar y, además, se acerca a ustedes con fines diversos, sean estos bien o mal intencionados: algunos pretenderán sujetarlos a valores diferentes a los propios; otros irán con ánimo folclorista o turístico, a examinarlos con una lupa y a hacerles un montón de fotos por considerarlos exóticos o pintorescos. Algunos más, incluso, tratarán de aprovecharse de su buena fe y, con la bandera del "desarrollo", pretenderán apropiarse de sus recursos, monopolizando y destruyendo la fuente de los mismos, a través de diferentes estrategias: desde el fraude hasta la extorsión, por decir lo menos.
Ustedes, claro, no permanecerán de brazos cruzados y harán todo lo posible por lograr el respeto hacia lo que consideran fundamental y sagrado en sus vidas. Exigirán un intercambio equitativo de : recursos, ideas, valores y, si no lo consiguen, estarán dispuestos a defender, por todos los medios posibles, su permanencia y cohesión como un grupo que funciona , como una cultura que merece la pena conservar y aprovechar en un ambiente de respeto y cooperación mutua. Al transitar este camino, se encontrarán con que pueden ser considerados ignorantes, tontos, salvajes o criminales y, por tanto, necesitan ser re educados, encarcelados y despojados. Inclusive, serán objeto de "afecto" de gente bien intencionada que, sin embargo, considera que ustedes no saben lo que les conviene y es necesario que ellos decidan por ustedes.
Pues lo anterior es, poco más o menos, la situación que han vivido muchos de los pueblos originarios de América y, en el caso de los Kunkaaks mexicanos, es una situación que se sigue repitiendo pues, además del orgullo por sus raíces y el respeto a sus antepasados, siguen manteniendo la bendita obstinación que les ha permitido sobrevivir , desde hace más de dos mil años, pese a todos los intentos por destruírlos física y culturalmente.TAHEJÖC: CORAZÓN DEL PUEBLO KUNKAAK
Chapo, nación kunkaak
Con sus 120 800 ha y sus 1450 metros sobre el nivel del mar, Tahejöc es la mayor área insular de México pero, para los Kunkaak es algo más: el territorio sagrado, donde descansan sus antepasados, los que defendieron a su pueblo desde el siglo XVI hasta bien entrado el siglo XVIII y donde esperan que reposen sus restos, si se vieran forzados a hacerlo nuevamente.
En 1540, el capitán Hernando de Alarcón se embarcó en Acapulco y siguiendo toda la costa, "descubrió" Tahejöc, nombrándola "Isla Tiburón", que es el nombre oficial de la misma.Para más información sobre la nación kunkaak, visiten los siguientes enlaces:
MAPA DE LOS SITIOS DE VALOR CULTURAL COMCAAC
CONCAAC-SERIS
NIERI-KUNKAAK
GAKUNKAAK
HISTORIA SERI
LOLA CASANOVA Y COYOTE IGUANA
Dolores Casanova era, de acuerdo a quienes la conocieron, una joven de dieciocho años muy hermosa: de ojos verdes, cabello rubio y piel blanca. Su padre, un rico comerciante español, estaba orgulloso de tener una hija tan bella, que arrancaba los suspiros de todos los jóvenes del lugar. Pero el señor Casanova tenía ya planes para ella, pues había arreglado su matrimonio con un rico peninsular que vivía también en el Puerto de Guaymas.
Uno de los hermanos del Sr. Casanova, avecindado en la ciudad de Hermosillo, continuamente invitaba a la joven a pasar una temporada en su hogar, al lado de sus hijas adolescentes, pero los padres de Lola no accedían a dar permiso, por temor a que, en el camino, sufriera uno de los ataques de la tribu seri (kunkaak) que, por ese tiempo, hacían por toda la costa, desde Guaymas hasta la playa de Altar. Debido a estos ataques, todas las diligencias que daban servicio a los viajeros del puerto hasta la antigua Villa del Pitic, eran escoltadas por una numerosa escolta de soldados.
Ante la insistencia de su hermano, y con la seguridad de la escoltas, la joven partió una fría mañana , hacia la casa de su tío en Hermosillo. La joven contaba con una guardia especial de 15 soldados y le acompañaba, además, su madrina. La diligencia y sus guardias iban a regular velocidad, no pudiendo ir más rápido debido a que iban otros carros en fila, presidiéndolos.
Al llegar el convoy a un sitio conocido como La Palmita, fueron atacados por los seris y, después de una encarnizada lucha, los indígenas vencieron. Algunos carreros murieron y, el resto, se dió a la huída, dejando a Dolores desmayada en uno de los carros. El jefe de los seris, un indígena de elevada estatura y gran musculatura, tomo en brazos a Lola y huyó con ella atravesando valles y montañas, depositándola en una peña donde se constituyó su guardián, esperando ansiosamente a que la joven despertara.
Cuando Lola abrió los ojos y miro al guerrero junto a ella, quedó petrificada e intentó huir. Pero el guerrero la sujetó por la ropa y, postrándose a sus pies, le dijo en perfecto español que no le temiera, ni huyera pues la adoraba y que, a su lado, ella sería la "reina" de la tribu. Lola no tuvo más remedio que aceptar, pues desconocía el lugar a donde la habían llevado.
Dicen los relatos que, Coyote Iguana era un joven Pima que, en su infancia, fue cautivo de los seris pero que, poco a poco fue ganándose un lugar entre ellos hasta constituírse en Jefe del grupo. Su estatura era de más de 1.90 m, y su poderosa musculutura lo hacía casi invencible en el combate cuerpo a cuerpo. Coyote iguana se enamoró tanto de Lola que, no queriendo tenerla prisionera, le construyó su propia vivienda y repetó la integridad de la muchacha durante mucho tiempo. Cada noche, el jefe kunkaak, iba a la choza de la joven y le cantaba, en su idioma, canciones de amor que se escuchaban por toda la aldea.
Lola aprendió el idioma kunkaak y las costumbres muy pronto y, cada vez que coyote iguana regresaba malherido, en sus correrías contra el gobierno, era ella quien se encargaba de curarle y atenderlo.
Pasados dos años del secuestro de lola, Coyote iguana perdió toda esperanza de conquistar el corazón de la muchacha, hasta que un día se acercó a la choza de la joven y le dijo que podía volver a su tierra, si era eso lo que deseaba, y ofreció que sería acompañada por dos de sus guerreros. Pero Lola respondió que no quería irse, que quería ser su mujer pues, finalmente, se había enamorado del guerrero.
Existen algunas versiones que hablan de la historia posterior de esta pareja. Algunas de ellas no terminan tan felizmente como la versión que acabo de contar. Pero como la que esto escribe, a pesar de ser una refunfuñona también tiene su punto romántico, prefiere dejar la historia tal y como ha quedado aquí.
Besos a todos y feliz fin de semana
































